Las ciudades fronterizas por naturaleza son ciudades extrañas a diferencia de otras zonas del país. Una ciudad donde se encuentra de todo, desde las cosas más terribles hasta los artistas más talentosos de México. Ciudad de clichés cosmopolitas, costumbres diversas y un ritmo social multifacético.
La frontera crea un entorno que nos atrapa, un entorno donde la cultura de la población deja de ser sinónimo de arte y ciencia para los mas “refinados” ya que es cultura de la industria maquiladora e imaginaria colectiva de las tiras cómicas y la televisión de los realitys impregnadas por una sociedad que crece sin control alguno.
El modelo fronterizo tiende a configurarse para crear un hibrido cultural entre dos naciones que se separan por unas barras de metal, que asemejan a una enorme jaula en donde en pájaro ha muerto, definiendo a si los limites físicos del país.
La frontera crea un entorno que nos atrapa, un entorno donde la cultura de la población deja de ser sinónimo de arte y ciencia para los mas “refinados” ya que es cultura de la industria maquiladora e imaginaria colectiva de las tiras cómicas y la televisión de los realitys impregnadas por una sociedad que crece sin control alguno.
El modelo fronterizo tiende a configurarse para crear un hibrido cultural entre dos naciones que se separan por unas barras de metal, que asemejan a una enorme jaula en donde en pájaro ha muerto, definiendo a si los limites físicos del país.
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